Para no repetir
14/09/2013
Somos una pareja de Asturias que buscábamos una casa para escapar de la civilización durante un fin de semana, por lo que alquilamos -lo que creíamos que era- una casa con todas las comodidades, Aguas del Beyo con jacuzzi.
Vimos la casa por internet, nos gustó y llamamos a Ramón para reservar, que nos atendió amablemente y nos indicó la forma de pago y cómo llegar hasta la casa. Al llegar nos atendió Covadonga, nuera de Regina, el ama de llaves, que nos enseñó la casa. A los cinco minutos tuvimos que llamarla porque no había agua caliente y vino al momento para intentar solucionarlo. De ella no podemos decir más que cosas buenas, ya que el trato fue intachable y realmente se esforzó para solucionar lo de la caldera cuanto antes. Por desgracia, no había manera y tuvo que llamar a Regina para que lo arreglara, y aquí fue cuando nos llevamos la primera sorpresa desagradable. Nada más llegar y sin querer comprobar ella misma la temperatura del agua, nos insinuó, por no decir que nos dijo abiertamente, que si no nos estaríamos inventando el problema, ya que nunca había quejas por la temperatura del agua. Sinceramente, el tema de la caldera no nos molestó ya que fue un despiste porque acababan de revisar la caldera y quedó apagada, pero que prácticamente nos llamaran mentirosos sin meter la mano bajo el grifo antes siquiera… No creemos que sean formas.
Otro detalle que no nos gustó fue que preguntamos expresamente a Ramón si había barbacoa o parrilla para poder llevar carne para asar, y lo que encontramos fue una barbacoa de camping de las de tres patas, pero que sólo tenía dos, por lo que no se tenía en pie ni en posición horizontal. Como pudimos conseguimos ponerla en equilibrio apoyándola en lo que encontramos por ahí. Nos habían dicho que había de todo, que sólo teníamos que llevar las pastillas para encender el fuego. Cuando fuimos a buscar el carbón para la barbacoa no lo encontramos –al día siguiente bajamos a Cangas de Onís a por él-, lo que había en su lugar eran trozos de madera con pintura (de alguna puerta de armario o algo así supusimos) o troncos grandes, obviamente cualquiera de ellos inútil para una barbacoa pequeña. Y por si fuera poco, los que tengáis pensado ir, deberíais llevaros una parrilla propia, ya que la que había allí debía de llevar acumulando grasa quemada años. Suerte que llevamos más comida…
Por último, también nos gustaría añadir que la higiene que se publicita brilla por su ausencia. Sabíamos que íbamos a una casa de pueblo y que es normal que entre algún bicho, pero de ahí a encontrar telarañas de semanas como mínimo en varias zonas de la casa… Incluidos ambos lados del cabecero, por cierto. Esto acompañado a la aproximadamente docena de arañas que matamos en día y medio; con las dos del jacuzzi no se habría atrevido ni nuestro gato, suerte que se considera poco higiénico ir con animales, se ahorró el trauma. ¡Ah! Cuando limpien debajo de la cama, saquen las sandalias; su dueño, donde quiera que esté, las estará buscando.
Sobra decir que, por muy bien que se esté en el jacuzzi, hay opciones mejores.
Pedro y Edith
(Gijón)